El megalómano
Soy
la hostia.
Camino bien erguido
con la templanza que da
una buena nómina
a mi edad.
Soy
un campeón,
el primer resultado del google;
el barça de la afición;
el Eixample de la avenida,
la fruta cara y prohibida.
Soy
un tanque de colonia,
ninguna palabra errónea,
pues rara vez rectifico
y el mar menor que cierre el pico.
Porque soy
el mejor,
el de las cejas contraídas,
el que mejor sabe entretenerse.
Siempre el último en correrse.
Y es que soy
un modelo a seguir,
sediento de elixir
¡Y yo escojo con quién hablar!
¡Y, si quiero, pisotear!
Y llego a mi casa,
de noche,
y sólo quiero llorar.
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