Se supone que este es un blog sobre traducción literaria. Pero no lo parece. Últimamente sólo escribo en “Articulosis” y es que allá donde mire, me contagio de ella. Hoy en día, lees el periódico y te hinchas a reír. Y a llorar. Lo que ocurre entones es que la traducción queda ahí, latente, como género (cada día estoy más cerca de la definición de traducción como género), como dedicación o como parálisis artística. No hay problema en eso, no nos vamos a llevar las manos a la cabeza ni vamos a poner el grito en el cielo ni se van a desatar mil tormentas. Al fin y al cabo, la traducción y el lenguaje son la vida misma y quienes amamos la traducción pensamos que algún día volverá el respeto hacia ella y nos visualizamos, además, ancianitos, traduciendo delante del ordenador. Eso es bello. Y todo tiene solución. Todo tiene solución pese a que:
1. Las grandes editoriales prioricen la eficiencia y la velocidad a la calidad.
2 El traductor literario autónomo tenga que hacer malabarismos técnicos, estéticos y burocráticos para sobrevivir.
3 El Estado siga regalando paquetes de servilismo a la clase media, que para algo es valiosamente media y quiere que la dejen en paz.
4 En la prensa domine el humor; en el humor domine la tragedia y en las artes domine el desprecio.
5 La luz, el agua y el gas sean el oro, la mirra y el incienso de nuestros días.
…
(Perdonadme: mi idea era hacer un decálogo y me he quedado en cinco. Cinco ‘mecágüenlo’).
Repito: todo tiene solución… ¡Sonríe! (evita hacerlo delante de un dentista). Desde aquí intentaré poner orden aunque el caos domine asimismo en este blog, porque las fotoreflexiones son ahora diálogos, el poemario ahora son fotoreflexiones y los artículos no pueden evitar ser articulosis. Todo se entremezcla y se enraíza en un caos que es mi preciado caos, porque de su anagrama también brota la palabra ‘caso’. Feliz Navidad. Lancemos palabras al mundo que hablen sobre belleza y belleza obtendremos como recompensa. Feliz Navidad a todos con una sonrisa.