Mi poroso corazón-babosa
deja un surco de letras al arrastrarse.
Bivalvo errante,
corazón que late,
como todos los demás,
programados hasta el punto exacto
de la extenuación.
Pero hoy mi corazón errante
deja un surco de letras
al arrastrarse.
Letras sin antioxidantes.
Sin extenuación.
Ese es el amor.
Corazón de venas gordas,
insufladas de tinta perpetua.
La primera vez.
Amor de verdad.
Letras que impregnan
de humedad y sangre
las tinieblas.
Toqueteo con mis yemas de serrín
su trazo ondulado,
hermosa tipografía amniótica.
Coordenada
pseudoexistencial.
Aspiro con mis enmohecidos túneles nasales
la hoja de papel recién escrita,
fresca hierba que
mi lengua bovina pace y regurgita,
como la vaca Audhumla,
madre tierra;
lo único que sé,
lo único que conozco,
suave, salvaje, inhóspito,
mortal.
Madre Audhumla,
despierto y regurgito.
Es la primera vez que veo escrito….