No
a la voz cantante que encima canta mal,
No
al peligroso ignorante que cree poseer la verdad
No
al que no tiene tiempo de mirar de verdad
No
al que escupe palabras de otro, como una verde cotorra acabada de pintar
No
a las prisas del capital
No
al discurso plastificado de la engañosa comodidad
No
a los que se creen más porque creen que tienen más
No
al macho y a su machete
No
al asfalto que pretende aplastar la duda existencial
SÍ
al eterno útero y su onírica estación